Venden falsos títulos, licenciaturas y másteres. Son como 'fábricas virtuales de diplomas' y se calcula que ya operan más de medio centenar de páginas web ofreciendo estas acreditaciones sin fundamento ni validez. Sobre ello ha alertado el Observatorio de Internet, al frente del cual se encuentra el investigador Francesc Canals, ofreciendo datos y ejemplos para advertir a los internautas de estas prácticas fraudulentas en la Red.
Según la información emitida en rueda de prensa por Canals, es cada vez mayor el número de personas que confían en el aprendizaje online. De hecho, del millón y medio de universitarios que hay en España, más de 200.000 han decidido pasarse de la pizarra al ordenador y estudiar a través de Internet. En otros niveles educativos, como el de enseñanza secundaria o bachillerato, asciende a 50.000 la cifra de alumnos que deciden formarse en la Red.
Y es que en Internet ofrece cualquier programa que un usuario necesite y permite compatibilizar la falta de tiempo con la dedicación a un estudio o carrera universitaria sin moverse de casa y al ritmo del interesado. Pero el análisis de Canals resalta que "siempre ante una oportunidad hay una amenaza", y es por ello que existen riesgos en la Red que dificultan conocer la veracidad de un centro educativo, pues muchas veces se maquilla la información con la impronta de instituciones de prestigio, de organismos oficiales y fotografías que den caché al campus universitario inventado, a las aulas imaginarias, o a los programas fingidos. Además, no suelen ser páginas web de difícil acceso o escondidas en el universo de Internet, sino que son perfectamente perceptibles por el internauta a la hora de realizar búsquedas.
Tongo a precio ganga
Según el autor del informe, septiembre es un mes propicio para la recepción de spam o e-mails que no han sido solicitados en los que se ofrecen cursos falsos de diversos tipos. Los spammers saben que es una época de transición, en la que muchas personas reflexionan sobre su futuro profesional, toman decisiones acerca de su formación y deciden si apuntarse a un curso. En la mayoría de las ocasiones, prometen obtener títulos en pocos días, sin esfuerzo o, directamente, persuaden al receptor con preguntas como "¿quiere conseguir un diploma falso de manera discreta?
Y todo, por unos 250 euros. Pero el fraude llega hasta tal punto que, como indican los técnicos del Observatorio, existen portales que ofrecen el título de un master a cambio de responder, en el acto, a unas breves preguntas. Si el participante falla, podrá volver a intentarlo cuantas veces desee hasta acertar todas las preguntas efectuadas. De esta forma habrá conseguido su título en, pongamos, 20 minutos, cuando para obtener el título de un master son precisas normalmente más de 400 horas.
También hay otros engaños pero de forma más encriptada. Es el caso de aquellos que se hacen con el nombre de un dominio muy parecido al original; esto provoca que si un internauta realiza una búsqueda y comete alguna falta de ortografía o suprime inconscientemente alguna letra del nombre, el navegador le direccionará a la página falsa. Es lo que se llama cybersquatting. El Observatorio constata que el ciberdelincuente contrata el dominio o nombre de la web intencionadamente con la falta de ortografía "para recibir así todo el flujo de visitantes que el factor error le ha proporcionado".
Pistas para reconocer una estafa educativa
Canals recomienda que el usuario disponga de datos de contacto, y cuantos más mejor, por ejemplo la dirección de correo electrónico y un teléfono. Además, hay que tener en cuenta que el precio que el interesado va a abonar por el programa "debe ser por el contenido y no por el título", esto es, que el centro debe argumentar correctamente los conceptos por los que asciende la cantidad de dinero solicitada.
Se debe desconfiar, además, de aquellas páginas web que ofrecen cursos express, o rapidez a la hora de formar al alumno, la inmediatez en la recepción del diploma o para el cobro de los honorarios. También hay que sospechar de aquellas otras que ofrecen demasiadas ventajas y facilidades como no tener que hacer ningún examen o el poco volumen que ocupa cada materia.
El Observatorio recomienda no ser desconfiado, pero sí crítico. Por lo que es buena idea comprobar si la institución o empresa que imparte los programas está inscrita en algún registro público, documentación que puede consultarse a través de Internet.