El fenómeno del " voyeurismo electrónico" coincidió con el auge de la telefonía móvil, explicó el director del Observatorio Español de Internet, Francisco Canals. En España, se calcula que existen unos 42 millones de celulares, la mitad de ellos con cámara fotográfica, consignó el diario La Vanguardia.
Herramienta fundamental por su discreción y tamaño, estos pequeños aparatos permiten tomar fotos de personas incautas que no imaginan que su figura saldrá publicada en gran cantidad de páginas de internet.
"No hace falta ser un famoso para que te hagan un robado fotográfico. Ahora cualquier ciudadano puede ser víctima de estas malas prácticas", explicó Canals, que precisó además que los fotografiados son tanto mujeres como hombres, ya que gran parte de estas imágenes se cuelgan en sitios web de contenido gay.
Voyeur posmoderno. El perfil de este nuevo mirón, explicó Canals, apunta a los jóvenes de 14 a 21 años que captan las imágenes o con fines coleccionistas, o bien con el objetivo de la autocomplacencia sexual.
Convertidos en un nuevo nicho para muchos empresarios, este sector ya llevó a producir tecnología para facilitar la captura de imágenes con una mayor calidad, como teleobjetivos adaptables a móviles y cámaras fotográficas y de vídeo "espías" de tamaño minúsculo.
Rodrigo González Fernández
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La forma en que Apple está consiguiendo crear expectación alrededor de su iPhone es de lo más brillante que he visto dentro del marketing de tecnología en los últimos tiempos. Un manejo del tempo espectacular, una dosificación de la información completamente planificada y sin fugas, y un cuidado de todos los actores implicados que más parece una partida de ajedrez por lo estratégico de sus jugadas. El iPhone está pensado para cambiar el panorama de la telefonía, y para conseguir de verdad que ese artefacto que llevamos en el bolsillo sea mucho más que un simple teléfono y pase a compaginar de verdad muchas otras funciones. Y, lo que es más importante, no a ofrecer esas funciones de manera "nominal", sino a que se utilicen realmente.