Cuando hablamos hoy en día sobre la Web 2.0 estamos utilizando un término acuñado por Tim O'Reilly. El fundador y jefe de la editorial de libros sobre informática del mismo nombre dio en 2004 una conferencia con este título, en la que se discutió sobre el presente y el futuro de Internet. Tim O'Reilly vive y trabaja en Sebastopol, una pequeña ciudad al norte de San Francisco, en California. Christina Bergmann le visitó en Estados Unidos y mantuvo una conversación con él sobre el futuro de la World Wide Web.
DW-WORLD: Señor O'Reilly, ¿qué es exactamente la Web 2.0?
Tim O'Reilly: La Web 2.0 consiste en crear aplicaciones que utilicen Internet como plataforma. Y la primera regla del juego es que las aplicaciones aprenden de sus usuarios, van mejorando en proporción a su número. En la Web 2.0, se trata de utilizar la inteligencia colectiva.
Es decir, que tiene que participar el mayor número posible de personas. ¿Es entonces la Web 2.0 un Internet democrático?
Yo creo que todos los mercados de nuevas tecnologías son democráticos y abiertos al principio. Por eso causan siempre mucha agitación. Los obstáculos para medrar son pocos, todos pueden participar; pero, con el tiempo, el poder queda en manos de unos pocos. En mi opinión, nos encontramos en esa fase en lo que a Internet se refiere. Sí, es democrático, pero se nota que todas las empresas nuevas y exitosas no son independientes, son compradas por las grandes firmas. En este sistema, los ricos son cada vez más ricos y, cada vez, menos democráticos.
Ahora estamos en plena Web 2.0, ¿qué vendrá después, la Web 3.0?
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Zune, la alternativa de Microsoft al iPod, un reproductor de música portátil. Naturalmente, el nombre "Web 2.0" hace pensar que después llegará una "Web 3.0". Pero no estoy seguro de que el próximo empuje tecnológico estará relacionado con Internet. Cuando hablamos de ordenadores y su manejo, todavía pensamos en sentarse delante de una pantalla y teclear. Pero el ordenador está perdiendo cada vez más protagonismo. El próximo cambio perceptible, que ya ha sido descrito por muchos, es la utilización de aparatos o teléfonos móviles como plataforma. El hecho de que el reconocimiento del lenguaje sea cada vez mejor o que ahora las cámaras de fotos traigan GPS incorporados está relacionado con este cambio. Por ejemplo, al hacer una foto con una de estas cámaras, el lugar en que se toma pasa a formar parte de la información del archivo, que después se puede transmitir a aplicaciones de la Web 2.0, como Flickr. De esta manera el "cerebro global" aprende cosas que no se había propuesto aprender.
Microsoft ha creado un software, llamado Photosynth. Hasta ahora sólo es una demo, pero la aplicación básicamente crea modelos tridimensionales a partir de fotografías que va insertando en otras. Es decir, cuando 10.000 personas fotografían la misma imagen desde perspectivas diferentes, el programa junta todas las fotos.
¿Significa eso que se va a crear algo en grupo?
Sí, pero la gente no lo sabe. Ellos, simplemente, marcan sus fotos con tags; es otra persona la que las utiliza para crear un modelo en 3D. Estamos avanzando en dirección a la inteligencia artificial, aunque sigua habiendo siempre una persona, un humano, detrás de los programas diciéndoles qué hacer. Pero el ejemplo muestra qué es lo que se persigue con el uso de la inteligencia colectiva. Cada vez introducimos más datos en la red global y las personas crean programas que establecen nuevas conexiones. Es como si las sinapsis del "cerebro global" creciesen. Yo creo que cabe esperar sorpresas.
Pero, si los usuarios no saben qué es lo que se hace con sus datos, ¿no se está violando el derecho a la privacidad?
Yo creo que según la Web 2.0 vaya desarrollándose, se irán planteando dudas a cerca de la privacidad. Pero también hay que entender que las personas están dispuestas a renunciar a ella para poder utilizar las ventajas de la Web. A pesar de su mala reputación, muchos pagan con sus tarjetas de crédito por Internet. Con ello hacen públicos todo tipo de datos personales y nadie se queja de ello. Incluso creo que las mismas empresas de tarjetas de crédito y los mismos bancos van a desarrollar aplicaciones para la Web 2.0. Así podrían decir qué comerciantes son los favoritos de la gente, del mismo modo que Google lo hace con páginas web. Podría llegar a saber, por ejemplo, cuándo se inauguró un nuevo restaurante en Berlín o Bonn, que durante el primer mes 1.000 personas pagaron con tarjeta de crédito y que 500 de ellas volvieron una segunda vez. Estos datos se combinan en las aplicaciones de la Web 2.0.
¿No da miedo que todos estos datos sacados de las tarjetas de crédito, teléfonos móviles y de Internet se combinen? ¡Suena como en la novela 1984, de George Orwell!
Yo discrepo; por un lado soy muy consciente del aspecto orwelliano de la pérdida de protección de datos. Pero al mismo tiempo creo que las personas quieren hacer ese trueque. Dirán que es maravilloso poder saber, como en el ejemplo anterior, si a la gente le gusta un restaurante concreto. En mi opinión, la escala de valores está cambiando. Eso se puede observar desde hoy.
¿Cuándo cree que se gestará el cambio?Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Actualmente, muchas personas en el mundo disponen de un teléfono móvil.
Eso depende: para unas aplicaciones será cuestión de meses, para otras de años. Pero es importante percatarse de que ya no hay vuelta atrás.
¿Existirán entonces dos sociedades: una con acceso a Internet y otra sin él?
Siempre hay diferencias graduales en lo que al acceso a las tecnologías se refiere. Cuando apareció el ordenador, habían muchas personas que tenían uno y otras que no. Pero, con el paso del tiempo, cada vez más personas poseen uno. Internet será cada vez más omnipresente, es decir, que será accesible a través de teléfonos móviles y otros aparatos en versiones simplificadas. Podremos acceder a la información de Internet de muchas maneras distintas. Siempre tendemos a pensar que hay miles de millones de ordenadores ahí fuera, pero no es así. Realmente no hay tantos y precisamente de eso trata la Web 2.0. De que todo esté conectado con todo. Y lo que hoy entendemos por ordenador, es tan sólo una herramienta de acceso al cerebro electrónico global que estamos creando.