Community Managers: ¿Son realmente necesarios o sólo un placebo?
Los Community Managers son un placebo
Por Genís Roca
La socialización de Internet está provocando que todas las empresas descubran que ya no basta con tener una web, y que se espera de ellas que se personen de una manera más o menos ingeniosa en el espacio de conversación que es hoy la red.
La primera parte del proceso consiste en decidir cómo y dónde hay que estar: ¿abrimos un espacio en Facebook?, ¿o más de uno?, ¿o nos personamos en los espacios de otros?, ¿contestamos en Twitter?, ¿desde qué cuenta?, ¿hacemos blogs?… pero una vez dilucidadas estas cuestiones hay otra que toma forma de manera inexorable: ¿quién se va a ocupar de todo esto?.
Y aquí es donde surge con fuerza la figura del Community Manager, un perfil profesional con habilidades técnicas, culturales y sociales que le permiten asumir la gestión de los Social Media de una empresa. Hay muy buenos trabajos sobre cuáles son sus funciones, reflexiones sobre cuándo pueden subcontratarse, descripciones de objetivos, guías prácticas, bibliografías, cursos específicos e incluso una asociación profesional que los reúne: AERCO, que por cierto está desarrollando una labor excelente. Un amplísimo desarrollo de lo que ya es un nuevo perfil profesional, pero que en nuestra opinión demasiado a menudo actúa como placebo: Hace creer a las organizaciones que están atacando el problema, pero no es así.
El verdadero problema es que hay perfiles profesionales ya existentes en las organizaciones que deberían estar incorporando Internet y los Social Media al correcto desarrollo de sus objetivos y responsabilidades. Pero no lo hacen, bien sea por sobrecarga de trabajo, por desconocimiento o por desidia. Demasiado a menudo la contratación de un Community Manager es un sobrecoste, ya que en verdad varios de los profesionales ya existentes en la organización deberían haber asumido esas tareas.
Los Social Media pueden incidir en el desarrollo de varios de los objetivos de toda compañía, y ello conlleva que deban ser atendidos desde distintas áreas del organigrama. Desde marketing hasta recursos humanos, pasando por atención al cliente, prensa o incluso economía y finanzas. Conocemos empresas que utilizan los Social Media para anticipar situaciones de morosidad de sus clientes, otras que buscan conocer y relacionarse con los influenciadores de su segmento, otras que quieren participar de la conversación para mejorar sus productos, otras que exploran como mejorar su atención al cliente, y un larguísimo etcétera de posibilidades difícil de atacar desde un único perfil ubicado en un punto concreto del organigrama. En muchos casos la solución correcta no es contratar un Community Manager, sino redefinir los objetivos y procedimientos de distintas posiciones ya existentes en la casa.
El verdadero reto no es contratar un Community Manager, sino por ejemplo que el responsable de Atención al Cliente acepte que una queja formulada en Twitter es lo mismo que una queja recibida en un mostrador de la compañía, cosa que modifica la métrica de quejas recibidas y atendidas, rediseña los procesos y afecta incluso económicamente a personas concretas, ya que altera los bonus. Y eso es gestión del cambio. Peor aún si resulta que lo del Social Media es algo provocado de manera unilateral por el departamento de Marketing, cosa que provoca un fuerte enfrentamiento con el responsable de Atención al Cliente, que se siente gravemente perjudicado.
Y hay muchos más ejemplos, como que el responsable de prensa acepte que igual que atiende a los periodistas debería atender a ciertos bloggers. O que el departamento de recursos humanos sea sensible a que cuando el ruido sindical llega a la red la mala gestión del conflicto perjudica los esfuerzos que marketing hace en Facebook. Son varios los departamentos que se ven afectados en un correcto desarrollo del Social Media en una compañía, y es razonablemente sencillo que entre ellos surjan fricciones sobre quién debería hacer qué y se desarrolle una cierta lucha por el poder. Mal sitio para ubicar a un nuevo empleado, casi siempre llegado del exterior, poco conocedor de la cultura corporativa, y para más inri con una denominación especial y en inglés: Community manager.
A medida que los profesionales de los distintos departamentos vayan mejorando sus competencias digitales el papel del Community Manager se irá diluyendo, perdiendo esa pátina de singularidad que aún hoy tienen, para acabar siendo un miembro más del gabinete de comunicación, del equipo de marketing o del servicio de atención al cliente, por poner algunos ejemplos. Cabe la posibilidad de que este perfil acabe siendo una moda condenado a caducar en el tiempo.
Puestos a tener una posición especialmente dedicada a los Social Media, sería más recomendable evitar darle un papel de operaciones dedicado a mantener diferentes espacios de Internet, y por el contrario darle un contenido más estratégico orientado a la coordinación de los distintos departamentos y profesionales implicados, cosa que casi obliga a que la posición sea ocupada por alguien interno, bien posicionado y conocedor de las dinámicas de la casa.
Sus funciones deben contemplar:
Planificación
o En coordinación con la Dirección, establecer y mantener el Social Media Plan de la compañía, identificando en los distintos departamentos los objetivos principales y el conjunto de acciones que se contemplan para su desarrollo.
o Participar en el diseño de las acciones, garantizando la correcta definición de objetivos, plazos e indicadores.
o Garantizar que las personas implicadas en una actividad conocen sus funciones y los protocolos de la compañía en Social Media.
Coordinación
o Informar a los distintos responsables de la compañía de la puesta en marcha y desarrollo de aquellas actividades en la red sensibles para sus intereses.
o Velar por la coherencia editorial entre las distintas acciones que la compañía desarrolla en la red.
o Velar por la coordinación entre los responsables de las diferentes acciones.
o Mantenimiento y evolución de los protocolos generales de la compañía en Social Media.
o Coordinación única de los Social Media en casos de gestión de crisis.
Control
o Control de todos los códigos de acceso (username y contraseña) que actúen en la red en nombre de la compañía.
o Conocimiento de todas las personas físicas concretas que actúan en la red en nombre de la compañía, garantizando que son conocedoras de los protocolos y procedimientos que les afectan.
o Conocimiento e inventario de todas las actividades que la marca desarrolla en la red.
o Establecimiento de las métricas a aplicar en cada una de las actividades.
o Consolidación del cuadro de mando en Social Media.
o Garantizar que los distintos departamentos disponen de los mecanismos y rutinas de monitorización de la red necesario para el correcto desarrollo de sus objetivos
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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