Democracia de nuevas tecnologías
Esteban di Tada DECANO DE LA FACULTAD DE INGENIERIA DE LA UNIVERSIDAD DE PALERMO
El éxito de las últimas elecciones en Brasil ha resaltado la idea de que el voto electrónico está dando lugar a la e-Democracia asociada al e-Gobierno. Hay que recordar, sin embargo, los problemas con el escrutinio del Estado de Florida en el 2000. Durante cinco semanas no se conoció la identidad del gobernador electo debido a lo parejo de los resultados. Esto generó la desconfianza del pueblo en la ecuanimidad del escrutinio.
Por eso, el Internet Policy Institute de Estados Unidos, apoyado por la Nacional Science Foundation, confeccionó el informe "Report of the Nacional Workshop on Internet Voting: Issues and Research Agenda". Según éste, el voto electrónico se puede dividir en dos tipos: la automatización de las mesas actuales y el voto remoto por medio de Internet.
La automatización de las mesas actuales se refiere al uso de herramientas informáticas en las mesas de votación. La seguridad física del hardware y software y el control de identidad de los votantes está garantizada por las autoridades de mesa y los efectivos asignados por el comando electoral responsable. El voto remoto por medio de Internet es aquel que el elector puede emitir en un computador conectado a Internet. La ventaja del voto remoto con respecto a la automatización de las mesas es que un ciudadano puede emitir su voto aun cuando se encuentre distante de su lugar de residencia, lo que aumenta la participación.
Pero hay consecuencias que van más allá de las soluciones tecnológicas. No solamente es necesario que la elección sea ecuánime, sino que la ciudadanía acepte que lo sea. Y ese es un problema cultural que debe ser analizado con cuidado. Pero hay otra arista más controvertida aún. ¿Aceptarán los partidos políticos estas nuevas tecnologías electorales? ¿Qué incidencia tendrá sobre la estructura actual de poder que ejercen los partidos?
La democracia, tal cual se la concibe hoy, es representativa. El pueblo no gobierna en forma directa, sino que lo hace por medio de sus representantes. ¿Es ésta una característica inherente a la democracia misma o es debida a la imposibilidad de implementar una real democracia directa? La inclusión de nuevas tecnologías podría traer aparejado un nuevo paradigma de democracia, quizá mucho más "directa", en la que un presidente pueda consultar a millones de ciudadanos y conocer sus respuestas al instante.
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