Álex Fernández Muerza, periodista científico y especialista en medios digitalesEl timo del ordenador cuántico |
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El autor de la columna aprovecha un suceso recientemente acontecido en la comunidad científica e informática para criticar la proliferación de bulos y exageraciones en Internet, cuya pretensión única es la publicidad de dudosa ética por parte de algunas empresas con afan de que los usuarios no se olviden de ellas. Frente a esta Internet de manipulaciones, Álex Fernández reivindica el método científico y sus protocolos como modo alterativo de funcionar online. Como el autor señala, es en este método en el que se han basado empresas como Google para alcanzar el éxito."No es el primero, ni será el último, de los 'grandes acontecimientos del milenio' que luego se disipan como el humo" Ha sido una de las noticias más comentadas en las últimas semanas, por lo menos en los ambientes de la Informática o la Física. Una empresa canadiense, de nombre D-Wave, convocaba a los medios para la presentación pública de 'Orión', 'el primer ordenador cuántico'. La expectación suscitada fue enorme, ya que de ser cierto, algunos problemas intratables por los ordenadores actuales podrían ser resueltos. Sin embargo, el estado actual de esta tecnología dista todavía mucho de ser una realidad, así que la convocatoria fue recibida con cierto escepticismo aunque, evidentemente, con muchísimo interés. Según los expertos asistentes a la presentación (en vídeo), los responsables de la empresa no dieron pruebas consistentes de qué es realmente lo que hace el sistema, por lo que se generaron todavía más dudas y críticas. Finalmente, ante la presión mediática y científica en su contra, D-Wave admitía que Orión no es realmente una computadora cuántica, sino "una clase de máquina de propósito general que usa algo de mecánica cuántica para resolver problemas". En la prestigiosa y seria revista 'Scientific American' no podían contenerse las ganas de un titular al estilo House: "El primer ordenador cuántico 'comercial' resuelve sudokus". El 'vaporware'En fin, que no es el primero, ni será el último de los 'grandes acontecimientos del milenio' que luego se disipan como el humo (precisamente así se denomina en el mundillo tecnológico, 'vaporware') y que, entre otras cosas, le sirve a la revista Wired para hacer todos los años un Top 10 con los mayores 'vende motos' del año. "El científico nunca afirma categóricamente, porque sabe que su verdad puede ser refutada por una mejor verdad" Es lo que tienen las empresas, que tienen que vender y tener satisfechos a sus accionistas. Al final, son víctimas de una vertiginosa vorágine en la que deben adelantarse a la competencia y atraer la atención de todo el mundo, aunque sea con proyectos a punto de algo, medias verdades, o "señora, éste es el pelapatatas definitivo". Siempre es mejor que hablen mal de uno a que no hablen. También es aplicable a las personas, claro: Cambie 'empresa' por 'gurú' y obtendrá resultados similares. La ciencia, lejos de los bulosSin embargo, los científicos no funcionan así. Se trata de unos señores que pueden ayudarle a combatir una enfermedad, o a que tenga un coche sin gasolina, o incluso a un ordenador cuántico, pero son también personas muy 'raras', muy escépticas, muy comedidas. En su trabajo utilizan cosas como el método científico, que entre otras cuestiones pone en duda y pide comprobaciones a todo lo que se afirma. Y cuanto más gordo es lo que se afirma, más dudas y más comprobaciones requiere. El científico nunca afirma categóricamente, porque sabe que su verdad puede ser refutada por una mejor verdad. Así avanzan, y de paso nos hacen avanzar a toda la sociedad. Por si esto fuera poco, nada de dar a conocer alegremente su trabajo en cualquier lugar. La comunidad científica dispone de su propio medio de comunicación: las revistas científicas. Saben que son fiables por varias cuestiones, además de que las conocen desde siempre. El valor del prestigioPor una parte, estas publicaciones utilizan el denominado 'factor de impacto': cuanto más cita un científico en sus trabajos artículos de una revista, más creíble e importante es dicha publicación. ¿Les suena este sistema? Seguro que a los chicos de Google (Larry Page y Sergei Brin) sí: cuando crearon su famoso algoritmo del PageRank, con el que se conoce la importancia de una web según es enlazada por otras webs, se basaron el 'factor de impacto'. "Cuánto más cita un científico en sus trabajos artículos de una revista, más creíble e importante es dicha publicación" Por otra parte, para seleccionar los artículos que se van a publicar, utilizan la 'revisión por pares': un grupo de expertos en la materia sobre la que trata el artículo dan su dictamen sobre el mismo. Evidentemente, ningún sistema humano es perfecto, y éste tampoco. De hecho, algunos científicos se han rebelado contra las debilidades del sistema, y propugnan un sistema de publicación al más puro estilo del 'software libre'. En resumen, si usted tiene un descubrimiento científico-tecnológico espectacular, espere a tener pruebas y hágalo por los canales científicos convencionales. Si no, acepte ser duramente criticado y condenado al ostracismo por la comunidad científica. ¿Es así rentable un 'subidón' de atención mediática inmediata? |
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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